EL PLACER

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EL PLACER

EL PLACER

Fragmento de la novela: QUIERO TOMAR REFUGIO EN TU CORAZÓN          www.alexdesande.com

Durante veinte minutos, observaron extasiados el techo de la cueva y aquel centelleo hipnótico de tantas miles de luciérnagas en gestación. Estaban ante un espectáculo único. Lucía, con suma curiosidad, le preguntó en un susurro:

—¿Y cómo consiguen generar sus cuerpos ese resplandor?

Max, con ganas de impresionarla con sus conocimientos, le musitó al oído:

—La bioluminiscencia es un proceso químico de oxidación del sustrato de la proteína denominada luciferina, catalizada por la enzima luciferasa. A ellas se les ilumina el abdomen, y como su piel está recubierta con una especie de lentes conocidas con el nombre de cristales de urato, intensifican el reflejo de la luz.

A ella se le ocurrió quitarse la camiseta y dejar al descubierto su espalda, y sobre la piel desnuda empezó a iluminarse el dibujo tatuado del loto azul invisible. Max le recorrió a besos el tallo de la flor hasta llegar a los pétalos detrás de la nuca, mientras sus dedos le masajeaban cada uno de sus siete chakras. La abrazó por detrás y le hizo el amor en silencio. El eco de un profundo gemido de placer recorrió las paredes de roca de la bóveda celeste e hizo temblar las estrellas de aquel inmenso cielo interior.

La Cueva de las luciérnagas

La Cueva de las Luciérnagas

La Cueva de las Luciérnagas

LA CUEVA DE LAS LUCIÉRNAGAS
«La visita con ella a la gruta fue perturbadora, pues nunca había estado allí con alguien. Hacía años que no entraba y sentí como si fuera la primera vez. A nadie le había revelado aquel lugar secreto. Durante un rato me evocó lejanos recuerdos de la infancia, cuando me escapaba de aventuras por las cuevas de la Virgen de La Peña en Graus. A medida que avanzábamos hacia la oscuridad, esta se hacía más densa, tangible y misteriosa. Nos detuvimos en la enorme bóveda y tuve la sensación de estar en el interior de un útero excavado en las entrañas de la tierra, donde una luminosidad extraña, biológica, emitida por los cuerpos de miles de luciérnagas hembras, apareadas en época de reproducción, albergaban en sus entrañas docenas de huevos de nuevas crías, inundando la atmósfera de una lucífera metamorfosis. Tras besarnos, contemplamos miles de luciérnagas en gestación. Parecía que por las paredes del techo del cielo corría la savia azul de las estrellas, tan embrionaria y emergente que se colaba por las venas pétreas de la caverna hasta hacerla latir a la espera de que las miles de vidas que llevaban las rocas dentro despertasen de su sueño mineral, igual que nosotros.»

Fragmento de la novela: Quiero tomar refugio en tu corazón. Álex de Sande.
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