EL DESAMOR

ALMA

ALMA

EL   DESAMOR

—¡Qué lástima…! Teníais proyectos de vida diferentes. Eso debe generar mucho sufrimiento al ver cómo el tiempo desmorona los sueños que deseabas compartir. A mí me pasó lo mismo con mi marido. Me di cuenta de que la vida nos  separaba, y que el cariño se diluía por el camino de la convivencia. No tenía nuevas ilusiones que alimentaran el presente y el futuro, salvo las alegrías que me daba mi hija, en la que acababa por canalizar todo el afecto. Nuestra relación de pareja sobrevivía en la rutina de lo cotidiano, en esa sensación de avanzar empujada por la inercia del principio.

Max, apesadumbrado, aseveró:

—No experimenté esa apatía en la que se mezclan el aburrimiento y la desgana, pues con ella era un sinvivir. El fuego de los celos alimentaba mi pasión y la esperanza de recuperarla. Pero al final, cuando me di cuenta de que tenía el corazón en otra parte, sentí un inmenso y profundo dolor, porque en cada historia de amor que termina, algo de tu alma se muere.

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