EL EQUILIBRIO

EL EQUILIBRIO

EL EQUILIBRIO

Fragmento de la novela: Quiero tomar refugio en tu corazón. (Álex de Sande)  Visitad la web: www.alexdesande.com

EL EQUILIBRIO

El maestro prosiguió con las enseñanzas y les guió en los siguientes movimientos:

—Por favor, levantaos y juntad las palmas de las manos en el centro del pecho en señal de respeto y veneración ante la belleza que se manifiesta ante vosotros. Ahora, concentraos para adoptar la postura del árbol. Fijaos… doblad una pierna y apoyadla en la parte interna de la otra, de tal manera que vuestro peso quede en equilibrio en el centro, sin temer a caeros, y no penséis que os aguanta una sola pierna. Imaginad que es como un tronco y que vuestra única planta del pie está enraizándose en la tierra. Con lentitud, levantad los brazos con las palmas unidas por encima de vuestras cabezas, y permaneced así el máximo de tiempo posible.

No penséis en el cuerpo, estad atentos a la respiración, pues este yoga tiene algo de autotortura, porque busca la fuerza y el poder.

Se mantuvieron quietos durante minutos sin que se dieran cuenta. Al ir vestidos todos de blanco, parecían flamencos a la pata coja en la orilla de una laguna. El cansancio muscular les fue derribando y se quedaron sorprendidos de lo mucho que habían aguantado. No se lo creían y eso les subió la autoestima.

–¡Enhorabuena… habéis mantenido muy bien el equilibrio corporal, pero recordad que el secreto de la felicidad se basa en mantener el equilibrio entre tu mente y tu corazón.

Los alumnos se quedaron pensativos y asimilaron tal reflexión. Se sentaron e hicieron torsiones para adaptarse a las siguientes asanas que enlazarían a continuación.

Tras un rato, Max les convino:

—Vamos a acabar con una postura especial y que este lugar me inspira. Se trata de la del ave del paraíso, casi nadie la conoce. Nos levantaremos sin perder el equilibrio. Debemos observar con mucho detenimiento y concentración el paisaje, hasta que nos entre dentro y sintamos que visualmente nos inunda tanto que tengamos la sensación de formar parte de él. Poneos en línea, en forma de ángulo. Lucía se colocó la primera del escuadrón aéreo al borde del precipicio.

—Ahora, extended los brazos como si fueran alas, inclinaos y bajad la cabeza hacia delante. Visualizad la imagen de que os lanzáis a volar como majestuosos pájaros, como espíritus libres dispuestos a surcar este inmenso y mágico valle de los sueños. En ese momento, Lucía giró con levedad la cara, ambos cruzaron una mirada de complicidad y ella perdió el equilibrio. Él, de manera instintiva, hizo gala de unos enormes reflejos, la enlazó por la cintura, mientras ella se mantenía de puntillas con casi todo el cuerpo hacia delante. Max se ladeó un poco en sentido contrario para compensar su peso, y elevó su brazo de tal manera que ella quedó suspendida en el aire como una gaviota, gozando de la ingrávida sensación de volar.

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